El comentario publicado por el periódico Granma, al que hace referencia la edición del Nuevo Herald (digital) del día 10 de Octubre de 2009, hace presagiar que en breve tiempo, desaparecerá la histórica libreta de racionamiento, que no fue nunca de abastecimiento, es una arriesgada medida de tipo económica, que sin duda repercutirá en el aspecto político, dadas las características, las condiciones actuales y el momento en que se ha escogido para la toma de esta importante decisión.
Cierto es que esta histórica libreta, es actualmente, una muestra del ancestral atraso que experimenta la nación cubana, y un botón de muestra indiscutible del fracaso del experimento cubano del que hemos sido víctimas los ciudadanos de a pié, pero al mismo tiempo es una pesada carga sobre el inoperante Presupuesto del Estado, y mucho peor, porque los beneficiados por el subsidio que se otorga a los alimentos y otros productos distribuidos bajo este sistema son todos los cubanos residentes en la isla, sin tener en consideración su solvencia económica, implantando un igualitarismo insoportable, en un proceso de distribución totalmente distorsionado.
Desde el punto de vista económico, la medida se justifica: El país se encuentra en una situación de ruina, toda la capacidad industrial se encuentra colapsada por defecto, la producción agrícola y agropecuaria es insuficiente e ineficiente, no hay liquidez en las arcas del tesoro público, la cantidad de personas en edad laboral inactivos, es casi equivalente a la que se encuentra subempleada en el sector estatal, la improductividad es insoportable y el rechazo a la incorporación al trabajo, por los bajísimos ingresos que este le garantiza al trabajador, va en incremento de forma alarmante. En estas circunstancias, mantener las subvenciones al mismo nivel que en la época de las vacas gordas (cuando
Sin dudas, han apuntado bien a la diana, pero les va a salir el tiro por la culata. ¿Por qué? Muy sencillo. Cualquier persona que tenga o haya tenido la posibilidad de vivir en tiempo real el verdadero drama que vive la nación, comprenderá que esta medida no contiene un ápice de la justicia social que se predica, y tiende a establecer una marcada diferencia entre unos y otros cubanos, por cuanto continuará existiendo una clasificación de entre los que seguirán recibiendo los beneficios de ser quienes son, sin que estos beneficios se correspondan en lo más mínimo con el aporte individual a la creación de riquezas mediante su trabajo, y a expensas del propio Presupuesto del Estado que se pretende enderezar desde este tipo de medida, y aquellos que tienen que luchar por la supervivencia diaria, aruñando en la nada, sin esperanzas, ni perspectivas futuras.
Tómese esta medida, pero a su vez elimínese radicalmente, cualquier tipo de subsidio, financiamiento, favoritismo de cualquier tipo, a las organizaciones políticas y de masas, tales como al PCC, UJC, UPC, FMC, CDR, CTC, etc..... que pasarían a ser financiadas por sus ingresos provenientes de su membresía; suspéndase el suministro de productos alimenticios que se entregan gratuitamente a los altos funcionarios del gobierno para cubrir sus necesidades; cancélense los privilegios que disfrutan los altos oficiales del Minint y del Minfar, así como el desparpajo con que se comportan sus hijos en las instalaciones de Gaviota en todo el territorio nacional. Ajústese la plantilla de los OACE en todos los niveles, rebajándose no menos del 60% de sus integrantes y elimínense la existencia de Ministerios inútiles que nada pintan y poco resuelven a favor del pueblo.
Si existiera verdadera conciencia social, si se sintiera por los gobernantes verdadero compromiso para con el pueblo no dudara ni un minuto en adoptar estas disposiciones que se convertirían en una acción social de máximo alcance en el saneamiento de las finanzas internas. Lo otro, lo de la libreta, cuando se haya actuado con justicia.
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