¿Cuba? ¿Existe realmente?

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    Cubanos en espera de lo que no llega.bmpRegresar a la tierra donde uno vino al mundo, luego de algunos años fuera de ella, produjo en mí, en los días previos al viaje, un sentimiento de euforia, preocupación y expectativa que difícilmente pueda explicar.  Mis deseos supremos: El reencuentro con la familia, como máxima prioridad, me traía la preocupación razonable del estado en que los encontraría y en la mejor manera de brindarles mi colaboración a partir de mis limitadas posibilidades económicas.  En definitiva, dicho encuentro se produjo, y mis familiares llenos de alegría, pero con un evidente deterioro físico, se empeñaron en acogerme con todo el cariño que siempre les caracterizó, haciéndome sentir el calor de la familia acogedora que tanto necesitaba, que me hizo experimentar cierta felicidad en medio de tanta miseria acumulada, que no me sustrajo en ningún momento de la penosa y casi obligada necesidad de escuchar la repetición de lamentos y esperanzas, infundadas en muchos aspectos, que les mantiene en la lucha por la subsistencia. 

 

Mis experiencias de este necesario viaje, se las brindo a continuación, aclarándoles a quienes me lean, que no hago más que contar lo visto y sentido durante más de 20 días en la isla.

 

De Cuba, según pude apreciar, no queda sino polvo, historia y un pueblo con el cerebro paralizado en el tiempo, esperando lo que no va a llegar, sin esperanzas, con la voluntad anulada, impotentes e incompetentes para luchar por su futuro; en fin, un pueblo desmotivado, desmoralizado, como en una burbuja de mierda, intentando en el máximo infanticidio mental, de enchufar el pasado "glorioso" de la revolución que no fue, con un presente vacío de valores, acciones y futuro.

 

El PCC no es más que un fantasma encerrado en sus sedes, con el pueblo repleto de opiniones contra quienes lo representan.  En todas partes, las críticas contra estos dirigentes políticos aumentan de tono y les identifican con todos los males que se padecen.  Durante los últimos años de vida pública de Fidel, arrastró al Partido al descrédito y terminó por eliminar el protagonismo que tenía, hundiéndolo en la inacción casi  del nivel de pequeña ONG, a quien nadie tiene en cuenta ni considera para nada.  No obstante, el hecho de que se le identifique como el antiguo centro del poder y la responsabilidad que le señala el pueblo, lo coloca en posición muy comprometida.  Existe aún como organización, pero ya NI PINTA NI DA COLOR.  El futuro del Partido depende de lo que se haga por Raúl Castro, por sacar a Cuba del fango en el que está metida, y sobre todo, de la forma en que lo haga, pues el inmovilismo lo tiene atado, si no es él mismo integrante de esa cofradía, porque  solo se están buscando remedios como para ganar tiempo y nada en firme para salir adelante.

 

Por su parte, igual situación, o peor, se presenta con el gobierno.  La acción del gobierno en la provincia y municipios se encuentra paralizada, no se nota ni se siente la presencia de la acción gubernamental en las calles, comercio, instituciones etc.  Es como si las cosas se produjeran de forma espontánea, sin que haya dirección, control, previsión, etc.  Nada se planifica, porque la realidad lo impide.  ¿Que planificación puede surgir de la nada?  La moral no se encuentra resquebrajada, sencillamente no existe.  La corrupción es general y copa todos los estamentos de la vida nacional.  En todas las instituciones gubernamentales se logra cualquier empeño mediante el más descarado soborno.  Nada, ni nadie, escapa al procedimiento.  El nivel de vida de los dirigentes se encuentra en correspondencia con el cargo que ocupen y la actividad en que se encuentre insertado.  Esto es de dominio público y en correspondencia por contraprestación se aplica la política de "dejar hacer y dejar pasar" (encubriéndolo todo), y todos viven, de momento,  en permanente "pecado mortal", pero como si estuvieran en "estado de gracia".

 

La corrupción, ha terminado por acabar con la moral y los principios de todo el pueblo, que se aprovecha de ella para asegurarse algunas pequeñas prebendas que suavicen transitoriamente la dura realidad que a la larga le seguirá torturando durante todo el tiempo.  La violencia se va convirtiendo en un problema cotidiano y el robo por tirones de carteras y prendas, es algo que va creando temores fundados a aventurarse por lugares solitarios tanto de día como de noche, no solo en la capital del país, donde esta modalidad se utiliza desde hace años, sino ya en cualquier rincón del interior donde era desconocido anteriormente.

 

 

Junto a estos males, te resalto que a partir del creciente rechazo a la "clase" dirigente, tanto partidista como gubernamental, va haciéndose evidente un subyacente descontento que en crecimiento constante, inconscientemente para el cubano común, va ocupando un espacio en la mente cada vez mayor y que puede producir por ahora, algún estallido social aislado que de coincidir casualmente en varios puntos distintos quizás arrastre a todo el pueblo a una acción de incalculables consecuencias.  Por ahora las brigadas de respuesta rápida (todas del MININT), ha logrado frenar esos intentos, pero en algún momento los "palos" no serán suficientes y entonces comenzará el verdadero calvario.

Por otra parte, las instalaciones fabriles se encuentran prácticamente en ruinas.  Aquellas pocas fábricas que se mantienen trabajando, tienen la ventaja de la intervención casi permanente de la mano del obrero que resuelve los pequeños problemas que se pueden ir presentando para asegurar la continuidad del trabajo, pero aquellas que pasaron a la categoría de "conservación", no han recibido en años el favor de la reconservación por falta de los medios exigidos por normas que no se ajustan a la realidad cubana y por la falta de previsión y voluntad de los responsables.  Lo común es que las maquinarias se encuentren "canivaleadas" por la necesidad de reponer piezas en otras maquinarias similares, rotas y sin reposición, o simplemente por la acción delictiva que le da valor a cualquier cosa que pueda tener determinado valor de uso y por tanto proporcionar determinados ingresos a quienes se encargan de tan innoble misión. Esta situación se repite en los equipos de transporte, agrícolas, de construcción y especiales que en su momento fueron paralizados y conservados para el futuro.

El estado de las edificaciones es deplorable.  Tan largo período sufriendo la falta de mantenimiento adecuado, resiente las estructuras que se deterioran paulatinamente, sin que, incluso, sus ocupantes se percaten de ello, avenidos a la costumbre de convivir con la falta de recursos y la aplicación de medidas paliativas que hacen que esas estructuras pierdan esplendor y las hagan parecer fantasmagóricas figuras sacadas de algún que otro álbum de fotos de ciudades desvastadas por la guerra.  Cuando a esta situación tenemos que agregarle el estado de las vías urbanas y de las aceras, que, como es natural se encuentran en total abandono, la imagen que nos formamos es deprimente, asfixiante.

Fuera de Ciudad de La Habana, donde se coincide por todos en que ha "mejorado" el transporte urbano, en el resto del país la transportación sigue siendo un problema no resuelto e incluso agravado.  En las ciudades grandes, como suelen ser las capitales de provincias, los ciudadanos utilizan carretones tirados por caballos o recurriendo a las socorridas bicicletas convertidas en taxis, copia al carbón de lo visto en países orientales, sacadas en Cuba de la nada, gracias al ingenio y voluntad de los ingeniosos criollos.  Ya las comunicaciones intermunicipales son más complejas, pues al faltar los medios habituales, el ciudadano tiene que agenciarse los medios y recurriendo al famoso "botelleo" , lo mismo se "encaraman" a un camión que logran que algún funcionario condescendiente le admita en el interior de "su" carro estatal y lo adelante en el sentido de su viaje.  En fin, que el placer de viajar, desde hace muchos años desapareció del espectro nacional y pervive convertido en un verdadero suplicio del cual no puede escaparse nadie.

La ausencia del sentido económico que tienen las acciones del "gobierno central", les ha llevado a fijar precios a productos y servicios de primera necesidad que nada tienen que ver con los exiguos ingresos que perciben los trabajadores y jubilados, para satisfacer sus más importantes necesidades.  Las familias cubanas se enfrentan mensualmente a la tortura de ver que su dinero se agota y no logran resolver el problema de la subsistencia, mes tras mes.  Los precios de la electricidad, combustible, y otros productos básicos, han sido fijados sin tener en cuenta verdaderas fichas de costos e ignorando la repercusión social que dicha arbitrariedad pudiera suponer.  Cierto es que dado el problema tan serio que atraviesa la economía nacional e internacional, los costos de casi todos los productos y servicios han aumentado en el mercado internacional y eso tiene que afectar a la economía familiar en todos los rincones del mundo, pero en Cuba, por sus condiciones actuales, se sentirá con mucho más rigor y dramatismo.  Pero nadie se ha puesto frente al pueblo para advertirle crudamente cual es el duro futuro que le espera, porque no tienen nada que ofrecerle a cambio.  Y esto se suma a la espiral de desesperación en que viven todos.      

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