¿Puede acusarse de genocidio a Weyler?

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En la edición del diario de Avisos, en Tenerife, de fecha 23 próximo pasado, se publica una columna de opinión firmada por el señor Juan Arencibia, en la que, bajo el título "Weyler y el franquismo", en el expresa que la figura del referido personaje, "...ha sido injustamente tratado y preterido por alguna crítica histórica", por alguna prensa norteamericana de la época en que se encontraban ansiosos de que los yanquis se aposentaran en  Cuba.

Dejando a un lado la mención a las supuestas pretensiones anexionistas norteamericanas sobre la Isla de Cuba, considero necesario, en honor a la verdad histórica, señalar que ese concepto de atribuir a Valeriano Weyler la condición de militar de pies a cabeza, y de ejemplar trayectoria, no se corresponde con su verdadera naturaleza de genocida, criminal y cruel, tal y como puso de manifiesto en Cuba durante su breve estancia como Capitán General de la Isla.  Su botón de muestra, se resume en el fragmento que copio en este escrito, que trata sobre su tristemente célebre Reconcentración, y cito:

Valeriano Weyler - Wikipedia, la enciclopedia libre. (Moreno Fraginals, Pág., 338 - 339)

"Capitán General de Cuba

Nombrado capitán general de Cuba en febrero de 1896 por Cánovas del Castillo, sustituyó al general Martínez-Campos, con órdenes de zanjar los intentos independentistas por la fuerza de las armas. En el breve período de tiempo que ocupó esta capitanía general no consiguió frenar el avance de los independentistas, y por el contrario le granjeó a España la enemistad de la opinión pública de los Estados Unidos, ya que ordenó el encierro forzoso a la población rural del occidente cubano en campos de reconcentración, hecho conocido en la historia como la Reconcentración de Weyler.

La proclama que daba inicio a la reconcentración decía:

1. Todos los habitantes de las zonas rurales o de las áreas exteriores a la línea de ciudades fortificadas, serán concentrados dentro de las ciudades ocupadas por las tropas en el plazo de ocho días. Todo aquel que desobedezca esta orden o que sea encontrado fuera de las zonas prescritas, será considerado rebelde y juzgado como tal.

2. Queda absolutamente prohibido, sin permiso de la autoridad militar del punto de partida, sacar productos alimenticios de las ciudades y trasladarlos a otras, por mar o por tierra. Los violadores de estas normas serán juzgados y condenados en calidad de colaboradores de los rebeldes.

3. Se ordena a los propietarios de cabezas de ganado que las conduzcan a las ciudades o sus alrededores, donde pueden recibir la protección adecuada.

El plan de Weyler, al alejar a los campesinos de sus tierras, resultó en la pérdida de las cosechas, provocando una hambruna generalizada, que unida a las enfermedades provocadas por las pésimas condiciones de salubridad en los campos, terminaron diezmando a la población. La situación se complicaba a medida que avanzaba la guerra. Los sufrimientos y calamidades aumentaban por la irregular forma de vida en barracones, almacenes o refugios abandonados, durmiendo en patios o a la intemperie, en condiciones higiénicas deplorables, y sin acceso suficiente a alimentos.

Es difícil determinar con certeza la cantidad de personas reagrupadas como consecuencia de las órdenes dictadas por Weyler. Se estima que para diciembre de 1896 unos cuatrocientos mil cubanos no combatientes se catalogaban como reconcentrados en lugares escogidos o no con ese objetivo. Más difícil aún es establecer las cifras exactas de fallecidos, pero se estima que entre 750.000 y 1.000.000 de cubanos murieron en los campos de concentración creados por Valeriano Weyler, aunque algunas fuentes más conservadoras establecen la cifra en algo más de 300.000. Aún antes de terminada la guerra cubana, los muertos caídos en el campo de batalla, por las enfermedades y la reconcentración decretada por Weyler, ascendían aproximadamente a la tercera parte de la población rural de Cuba.

La reconcentración acabó hacia marzo de 1898, en pro de la nueva política pacifista propiciada por el general Ramón Blanco y Erenas e impuesta por las circunstancias."

Si para Canarias fue el "benefactor" que le proporcionó a las Islas grandes beneficios, para la Isla de Cuba, y para los cubanos, no fue más que un sádico criminal, el más  odiado de los españoles, cuyo recuerdo,  aún se percibe con profunda repulsa y para el que jamás se ha concedido perdón alguno.

Si Weyler no fue franquista, por haber fallecido antes del surgimiento de dicho régimen, con seguridad se afirmará que tampoco fue miembro del movimiento nazi, por el mismo motivo, pero, no obstante este detalle, los métodos aplicados en su paso por Cuba, poco difieren de los aplicados por los seguidores de esas doctrinas, por la crueldad, el odio que le embargaba, la frialdad sin límites con que la aplicó, y las dolorosas consecuencias para el pueblo cubano.

Con toda firmeza considero, a la vista de aquellos hechos irrefutables,  que a quien se debe reivindicar es a las víctimas de este cobarde, insaciable y vulgar asesino.

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No tengais miedo, ya sois libres.

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El pueblo de Cuba es ya libre, aunque él mismo no lo sepa. Son muchos los años de subyugación, miedos fundados e infundados, los que no  les permiten percibir esta verdad gloriosa.

 

Cuando un pueblo comienza a pensar y a actuar por su cuenta, cuando es capaz de formarse una opinión fuera del lineamiento oficialista, podrá seguir lleno de cadenas, de las que antes le ataban, pero con sus eslabones y candados hechos añicos. Por mucho que se quiera evitar por parte de las esferas oficiales, la gran marcha hacia la libertad ha comenzado.  Las autoridades lo saben, y solo tratan de ganar tiempo para evitar una ruptura violenta del orden establecido y, en consecuencia, hacen todo lo posible, porque se mantenga la separación entre cubanos por motivos no justificados y una censura absoluta al acceso a la información tanto nacional como internacional.

 

Pero los conciudadanos tendrán que mantener su lucha e incluso incrementarla, hasta que los vestigios de elementos defraudadores del derecho supremo a disfrutar de la libertad hayan desaparecido por completo y para siempre.

 

La incapacidad demostrada tras cincuenta años de gobierno, para conducir la nación por las rutas del progreso, que queda demostrada en el estado ruinoso en que ha sido hundido el país, es un elemento, más que esencial para no esperar que un simple cambio de jefe, modifique la esencia del sistema que sigue siendo centralizado respecto a sus métodos, conservador en relación a su concepto de la libertad individual y colectiva, y que mantiene su estado eminentemente represivo, no dudando en hacer uso de la fuerza cuando algún grupo de personas, se manifiestan públicamente en su contra.

 

Pero los cubanos de la II y III generación han sido astutos y han logrado desarrollar su estrategia de enfrentamiento al régimen, de manera espontánea, sin concierto alguno, en medio de un contexto histórico, favorable para la estabilización del método de resistencia empleado.  El carácter del cubano, su forma de actuar y de enfrentar la vida, lo lleva a asumir posiciones acomodadas a las circunstancias que les permite vivir a su manera y encontrarle la "vuelta" a todas las circunstancias adversas.  De ahí que el cubano ha desarrollado una capacidad envidiable de mostrarse contrariamente a lo que le dictan la razón y sentimientos, causa por la cual, se les acusa de llevar una doble moral, tener dos caras, etc.....; pero para ellos esa actitud es la más normal del mundo y la justifican, diciendo, que le "han cogido la vuelta a la cosa."

Usted puede ver hoy a un cubano hablando maravillas de la Revolución y de sus dirigentes; acusando a otro conciudadano de "gusano inmundo", dando vivas a Fidel, apoyando los fusilamientos y encarcelamientos, participando en las maratónicas marchas del pueblo combatientes en señal de repulsa al imperialismo yankee, y hallárselo tiempo después, en la calle 8 de Miami, abrazado a otro grupo de "gusanos inmundos" que antes, en Cuba, usaron la misma filosofía, formando parte de los grupos extremistas que no quieren saber nada de un posible entendimiento con el gobierno cubano, aplaudiendo y celebrando la falsa muerte de Fidel Castro, clamando por una invasión a la patria y anotándose a la lista para recibir los beneficios económicos con los que les asiste el gobierno norteamericano.  En fin, sobreviviendo a sus desajustes ideológicos.

 

Donde el cubano merece punto y aparte, es cuando lo vemos en su trabajo o en medio del desarrollo de sus "relaciones sociales".  El cubano, como regla general, se aprecia de ser personas abiertas, serviciales, amables, alegres y de buen carácter.  Pero, aunque esto es cierto,  también hay que decir que, por otra parte, no admiten imposiciones,  no se dejan "poner el pié" como dicen normalmente y tampoco tienen sentido de la distancia que debe guardarse entre jefes y subordinados, porque no reconocen autoridad alguna ni creen en que puedan existir diferentes status sociales y por tanto,

para ellos, el uso del "usted" es como si no existiera, lo que significa que no tiene ni valor de uso ni valor.  Cualquier cubano que comparta unas horas de actividad recreativa, o se mantenga junto a un jefe cualquiera, en una actividad laboral, siente que, está en posesión de un divino derecho de tratar de tú, al mismísimo pipirigallo.  En esto radica su principal armamento psicológico y una manifestación, en su relación laboral y política, de desobediencia civil, que se pone de relieve constantemente en las relaciones entre jefes y subordinados, a través de cuyo desarrollo, estos últimos prueban fuerzas con los primeros.  Por lo regular, los trabajadores llevan siempre, las de ganar.  Y verdaderamente, han ganado su gran batalla histórica, que ha consistido en hacer caer en el más rotundo ridículo a Fidel Castro, quien tuvo que reconocer públicamente el fracaso den que terminó su utopía de "socialismo a lo cubano".

 

Cuando Lázaro Barredo, Director del periódico oficial del CC del Partido Comunista de Cuba: GRANMA,  echó la culpa a los trabajadores de los fracasos del proceso revolucionario en Cuba, una avalancha de improperios cayó sobre él, desde todas las bandas, pero con mayor saña, fue torpedeado por fuego amigo.  Sin embargo, aunque su artículo tenía más sabor oportunista que otra cosa, el pobre hombre, tenía razón en gran parte de lo que planteaba, y los que hemos vivido y trabajado en Cuba, bajo el régimen castrista, sabemos el grado de veracidad que se le puede atribuir a este planteamiento oportunista; porque los trabajadores cubanos, aprendieron a enfrentar los "descabellos" de la dirección administrativa y política, con la práctica de hacer las cosas bajo el método de que "cada cual aplica su librito", lo que equivale a decir que lo hace  a su forma y manera, tratando de dejar transcurrir la mayor parte del tiempo, haciendo todo lo menos posible.  El trabajador, con su ingenio criollo puesto en función de "llevar la vida", justifica su accionar, asociándolo a la falta de valor de la moneda  denominada como CUP, que es en la que cobra, cuando dice:  "Ellos (el gobierno) hacen como que nos pagan, y nosotros hacemos como que trabajamos". 

 

En ese campo de la producción, aprovechando cuanto resquicio ha ofrecido la ineficiente administración, se ha librado la batalla, sin dirección, más grande que se recuerde en la historia republicana.  La batalla de ideas se libró siempre en este campo, en el de las relaciones gobierno-pueblo, a pesar de que la dirección política,  creída en la sumisión de éste, enfiló sus esfuerzos, a un estéril enfrentamiento con los gobiernos de Estados Unidos de América, desde 1959 hasta nuestros días.

 

Que el totalitarismo en Cuba está derrotado, es mentira, pero de que acabará cediendo terreno, es algo que no se puede negar por mucho que quieran impedirlo los defensores de un proceso político fracasado y sin ningún tipo de esperanza en contrario.  De hecho ya ha comenzado a resquebrajarse la monolítica política restrictiva que conformaba el conjunto de principios inalterables e inviolables del "socialismo cubano".  Cierto que se han movido poco, pero se han movido, a pesar de que a cada movimiento le corresponde una reserva consecuente con el único propósito de postergar el momento final del sistema, pero el "Gurú" revolucionario acaba de comenzar a verter la olla en la que se han cocinado tantos entuertos en contra de la libertad del pueblo e irremediablemente, hagamos todo lo posible, para evitar que vuelva a usarse con el mismo propósito.

 

 

Este artículo fue escrito hace tiempo, pero mantiene actualidad porque muy poco ha cambiado.  Es una pena que no tenga costumbre a poner fecha a mis escritos.  Espero que al leerlos  conmigo en algunos aspectos, porque tienes derecho a discrepar.

 

¿Cuba? ¿Existe realmente?

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    Cubanos en espera de lo que no llega.bmpRegresar a la tierra donde uno vino al mundo, luego de algunos años fuera de ella, produjo en mí, en los días previos al viaje, un sentimiento de euforia, preocupación y expectativa que difícilmente pueda explicar.  Mis deseos supremos: El reencuentro con la familia, como máxima prioridad, me traía la preocupación razonable del estado en que los encontraría y en la mejor manera de brindarles mi colaboración a partir de mis limitadas posibilidades económicas.  En definitiva, dicho encuentro se produjo, y mis familiares llenos de alegría, pero con un evidente deterioro físico, se empeñaron en acogerme con todo el cariño que siempre les caracterizó, haciéndome sentir el calor de la familia acogedora que tanto necesitaba, que me hizo experimentar cierta felicidad en medio de tanta miseria acumulada, que no me sustrajo en ningún momento de la penosa y casi obligada necesidad de escuchar la repetición de lamentos y esperanzas, infundadas en muchos aspectos, que les mantiene en la lucha por la subsistencia. 

 

Mis experiencias de este necesario viaje, se las brindo a continuación, aclarándoles a quienes me lean, que no hago más que contar lo visto y sentido durante más de 20 días en la isla.

 

De Cuba, según pude apreciar, no queda sino polvo, historia y un pueblo con el cerebro paralizado en el tiempo, esperando lo que no va a llegar, sin esperanzas, con la voluntad anulada, impotentes e incompetentes para luchar por su futuro; en fin, un pueblo desmotivado, desmoralizado, como en una burbuja de mierda, intentando en el máximo infanticidio mental, de enchufar el pasado "glorioso" de la revolución que no fue, con un presente vacío de valores, acciones y futuro.

 

El PCC no es más que un fantasma encerrado en sus sedes, con el pueblo repleto de opiniones contra quienes lo representan.  En todas partes, las críticas contra estos dirigentes políticos aumentan de tono y les identifican con todos los males que se padecen.  Durante los últimos años de vida pública de Fidel, arrastró al Partido al descrédito y terminó por eliminar el protagonismo que tenía, hundiéndolo en la inacción casi  del nivel de pequeña ONG, a quien nadie tiene en cuenta ni considera para nada.  No obstante, el hecho de que se le identifique como el antiguo centro del poder y la responsabilidad que le señala el pueblo, lo coloca en posición muy comprometida.  Existe aún como organización, pero ya NI PINTA NI DA COLOR.  El futuro del Partido depende de lo que se haga por Raúl Castro, por sacar a Cuba del fango en el que está metida, y sobre todo, de la forma en que lo haga, pues el inmovilismo lo tiene atado, si no es él mismo integrante de esa cofradía, porque  solo se están buscando remedios como para ganar tiempo y nada en firme para salir adelante.

 

Por su parte, igual situación, o peor, se presenta con el gobierno.  La acción del gobierno en la provincia y municipios se encuentra paralizada, no se nota ni se siente la presencia de la acción gubernamental en las calles, comercio, instituciones etc.  Es como si las cosas se produjeran de forma espontánea, sin que haya dirección, control, previsión, etc.  Nada se planifica, porque la realidad lo impide.  ¿Que planificación puede surgir de la nada?  La moral no se encuentra resquebrajada, sencillamente no existe.  La corrupción es general y copa todos los estamentos de la vida nacional.  En todas las instituciones gubernamentales se logra cualquier empeño mediante el más descarado soborno.  Nada, ni nadie, escapa al procedimiento.  El nivel de vida de los dirigentes se encuentra en correspondencia con el cargo que ocupen y la actividad en que se encuentre insertado.  Esto es de dominio público y en correspondencia por contraprestación se aplica la política de "dejar hacer y dejar pasar" (encubriéndolo todo), y todos viven, de momento,  en permanente "pecado mortal", pero como si estuvieran en "estado de gracia".

 

La corrupción, ha terminado por acabar con la moral y los principios de todo el pueblo, que se aprovecha de ella para asegurarse algunas pequeñas prebendas que suavicen transitoriamente la dura realidad que a la larga le seguirá torturando durante todo el tiempo.  La violencia se va convirtiendo en un problema cotidiano y el robo por tirones de carteras y prendas, es algo que va creando temores fundados a aventurarse por lugares solitarios tanto de día como de noche, no solo en la capital del país, donde esta modalidad se utiliza desde hace años, sino ya en cualquier rincón del interior donde era desconocido anteriormente.

 

 

Junto a estos males, te resalto que a partir del creciente rechazo a la "clase" dirigente, tanto partidista como gubernamental, va haciéndose evidente un subyacente descontento que en crecimiento constante, inconscientemente para el cubano común, va ocupando un espacio en la mente cada vez mayor y que puede producir por ahora, algún estallido social aislado que de coincidir casualmente en varios puntos distintos quizás arrastre a todo el pueblo a una acción de incalculables consecuencias.  Por ahora las brigadas de respuesta rápida (todas del MININT), ha logrado frenar esos intentos, pero en algún momento los "palos" no serán suficientes y entonces comenzará el verdadero calvario.

Por otra parte, las instalaciones fabriles se encuentran prácticamente en ruinas.  Aquellas pocas fábricas que se mantienen trabajando, tienen la ventaja de la intervención casi permanente de la mano del obrero que resuelve los pequeños problemas que se pueden ir presentando para asegurar la continuidad del trabajo, pero aquellas que pasaron a la categoría de "conservación", no han recibido en años el favor de la reconservación por falta de los medios exigidos por normas que no se ajustan a la realidad cubana y por la falta de previsión y voluntad de los responsables.  Lo común es que las maquinarias se encuentren "canivaleadas" por la necesidad de reponer piezas en otras maquinarias similares, rotas y sin reposición, o simplemente por la acción delictiva que le da valor a cualquier cosa que pueda tener determinado valor de uso y por tanto proporcionar determinados ingresos a quienes se encargan de tan innoble misión. Esta situación se repite en los equipos de transporte, agrícolas, de construcción y especiales que en su momento fueron paralizados y conservados para el futuro.

El estado de las edificaciones es deplorable.  Tan largo período sufriendo la falta de mantenimiento adecuado, resiente las estructuras que se deterioran paulatinamente, sin que, incluso, sus ocupantes se percaten de ello, avenidos a la costumbre de convivir con la falta de recursos y la aplicación de medidas paliativas que hacen que esas estructuras pierdan esplendor y las hagan parecer fantasmagóricas figuras sacadas de algún que otro álbum de fotos de ciudades desvastadas por la guerra.  Cuando a esta situación tenemos que agregarle el estado de las vías urbanas y de las aceras, que, como es natural se encuentran en total abandono, la imagen que nos formamos es deprimente, asfixiante.

Fuera de Ciudad de La Habana, donde se coincide por todos en que ha "mejorado" el transporte urbano, en el resto del país la transportación sigue siendo un problema no resuelto e incluso agravado.  En las ciudades grandes, como suelen ser las capitales de provincias, los ciudadanos utilizan carretones tirados por caballos o recurriendo a las socorridas bicicletas convertidas en taxis, copia al carbón de lo visto en países orientales, sacadas en Cuba de la nada, gracias al ingenio y voluntad de los ingeniosos criollos.  Ya las comunicaciones intermunicipales son más complejas, pues al faltar los medios habituales, el ciudadano tiene que agenciarse los medios y recurriendo al famoso "botelleo" , lo mismo se "encaraman" a un camión que logran que algún funcionario condescendiente le admita en el interior de "su" carro estatal y lo adelante en el sentido de su viaje.  En fin, que el placer de viajar, desde hace muchos años desapareció del espectro nacional y pervive convertido en un verdadero suplicio del cual no puede escaparse nadie.

La ausencia del sentido económico que tienen las acciones del "gobierno central", les ha llevado a fijar precios a productos y servicios de primera necesidad que nada tienen que ver con los exiguos ingresos que perciben los trabajadores y jubilados, para satisfacer sus más importantes necesidades.  Las familias cubanas se enfrentan mensualmente a la tortura de ver que su dinero se agota y no logran resolver el problema de la subsistencia, mes tras mes.  Los precios de la electricidad, combustible, y otros productos básicos, han sido fijados sin tener en cuenta verdaderas fichas de costos e ignorando la repercusión social que dicha arbitrariedad pudiera suponer.  Cierto es que dado el problema tan serio que atraviesa la economía nacional e internacional, los costos de casi todos los productos y servicios han aumentado en el mercado internacional y eso tiene que afectar a la economía familiar en todos los rincones del mundo, pero en Cuba, por sus condiciones actuales, se sentirá con mucho más rigor y dramatismo.  Pero nadie se ha puesto frente al pueblo para advertirle crudamente cual es el duro futuro que le espera, porque no tienen nada que ofrecerle a cambio.  Y esto se suma a la espiral de desesperación en que viven todos.      

La libreta de abastecimiento a la picota.

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Bodega cubana antes de Castro.jpg 

 

 

El comentario publicado por el periódico Granma, al que hace referencia la edición del Nuevo Herald (digital) del día 10 de Octubre de 2009, hace presagiar que en breve  tiempo, desaparecerá la histórica libreta de racionamiento, que no fue nunca de abastecimiento, es una arriesgada medida de tipo económica, que sin duda repercutirá en el aspecto político, dadas las características, las condiciones actuales y el momento en que se ha escogido para la toma de esta importante decisión.

Cierto es que esta histórica libreta, es actualmente,  una muestra del ancestral atraso que experimenta la nación cubana, y un botón de muestra indiscutible del fracaso del experimento cubano del que hemos sido víctimas los ciudadanos de a pié, pero al mismo tiempo es una pesada carga sobre el inoperante Presupuesto del Estado, y mucho peor, porque los beneficiados por el subsidio que se otorga a los alimentos y otros productos distribuidos bajo este sistema son todos los cubanos residentes en la isla, sin tener en consideración su solvencia económica, implantando un igualitarismo insoportable, en un proceso de distribución totalmente distorsionado.

Desde el punto de vista económico, la medida se justifica:  El país se encuentra en una situación de ruina, toda la capacidad industrial se encuentra colapsada por defecto, la producción agrícola y agropecuaria es insuficiente e ineficiente, no hay liquidez en las arcas del tesoro público, la cantidad de personas en edad laboral inactivos, es casi equivalente a la que se encuentra subempleada en el sector estatal, la improductividad es insoportable y el rechazo a la incorporación al trabajo, por los bajísimos ingresos que este le garantiza al trabajador, va en incremento de forma alarmante.  En estas circunstancias, mantener las subvenciones al mismo nivel que en la época de las vacas gordas (cuando la URSS nos lo regalaba todo), sería un suicidio.

Sin dudas, han apuntado bien a la diana, pero les va a salir el tiro por la culata.  ¿Por qué?  Muy sencillo.  Cualquier persona que tenga o haya tenido la posibilidad de vivir en tiempo real el verdadero drama que vive la nación, comprenderá que esta medida no contiene un ápice de la justicia social que se predica, y tiende a establecer una marcada diferencia entre unos y otros cubanos, por cuanto continuará existiendo una clasificación de entre los que seguirán recibiendo los beneficios de ser quienes son, sin que estos beneficios se correspondan en lo más mínimo con el aporte individual a la creación de riquezas mediante su trabajo, y a expensas del propio Presupuesto del Estado que se pretende enderezar desde este tipo de medida, y aquellos que tienen que luchar por la supervivencia diaria, aruñando en la nada, sin esperanzas, ni perspectivas futuras.

Tómese esta medida, pero a su vez elimínese radicalmente, cualquier tipo de subsidio, financiamiento, favoritismo de cualquier tipo, a las organizaciones políticas y de masas, tales como al PCC, UJC, UPC, FMC, CDR, CTC, etc..... que pasarían a ser financiadas por sus ingresos provenientes de su membresía; suspéndase el suministro de productos alimenticios que se entregan gratuitamente a los altos funcionarios del gobierno para cubrir sus necesidades; cancélense los privilegios que disfrutan los altos oficiales del Minint y del Minfar, así como el desparpajo con que se comportan sus hijos en las instalaciones de Gaviota en todo el territorio nacional.  Ajústese   la plantilla de los OACE en todos los niveles, rebajándose no menos del 60% de sus integrantes y elimínense   la existencia de Ministerios inútiles que nada pintan y poco resuelven a favor del pueblo. 

Si existiera verdadera conciencia social, si se sintiera por los gobernantes verdadero compromiso para con el pueblo no dudara ni un minuto en adoptar estas disposiciones que se convertirían en una acción social de máximo alcance en el saneamiento de las finanzas internas.  Lo otro, lo de la libreta, cuando se haya actuado con justicia.

 

 

 

 

Propósito de este blog.

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En este blog, iré publicando, sistemáticamente determinados trabajos que tratan sobre la situación cubana, que aunque son publicados en otros espacios, muchas veces han sido censurados sin remedio.  Tengo el deseo de servir a la comunidad cubana, tanto fuera como dentro de la isla, desde la inmensidad de mi ignorancia, pero con el mayor amor a mi patria y a mi pueblo.