El pueblo de Cuba es ya libre, aunque él mismo no lo sepa. Son muchos los años de subyugación, miedos fundados e infundados, los que no les permiten percibir esta verdad gloriosa.
Cuando un pueblo comienza a pensar y a actuar por su cuenta, cuando es capaz de formarse una opinión fuera del lineamiento oficialista, podrá seguir lleno de cadenas, de las que antes le ataban, pero con sus eslabones y candados hechos añicos. Por mucho que se quiera evitar por parte de las esferas oficiales, la gran marcha hacia la libertad ha comenzado. Las autoridades lo saben, y solo tratan de ganar tiempo para evitar una ruptura violenta del orden establecido y, en consecuencia, hacen todo lo posible, porque se mantenga la separación entre cubanos por motivos no justificados y una censura absoluta al acceso a la información tanto nacional como internacional.
Pero los conciudadanos tendrán que mantener su lucha e incluso incrementarla, hasta que los vestigios de elementos defraudadores del derecho supremo a disfrutar de la libertad hayan desaparecido por completo y para siempre.
La incapacidad demostrada tras cincuenta años de gobierno, para conducir la nación por las rutas del progreso, que queda demostrada en el estado ruinoso en que ha sido hundido el país, es un elemento, más que esencial para no esperar que un simple cambio de jefe, modifique la esencia del sistema que sigue siendo centralizado respecto a sus métodos, conservador en relación a su concepto de la libertad individual y colectiva, y que mantiene su estado eminentemente represivo, no dudando en hacer uso de la fuerza cuando algún grupo de personas, se manifiestan públicamente en su contra.
Pero los cubanos de
Usted puede ver hoy a un cubano hablando maravillas de
Donde el cubano merece punto y aparte, es cuando lo vemos en su trabajo o en medio del desarrollo de sus "relaciones sociales". El cubano, como regla general, se aprecia de ser personas abiertas, serviciales, amables, alegres y de buen carácter. Pero, aunque esto es cierto, también hay que decir que, por otra parte, no admiten imposiciones, no se dejan "poner el pié" como dicen normalmente y tampoco tienen sentido de la distancia que debe guardarse entre jefes y subordinados, porque no reconocen autoridad alguna ni creen en que puedan existir diferentes status sociales y por tanto,
para ellos, el uso del "usted" es como si no existiera, lo que significa que no tiene ni valor de uso ni valor. Cualquier cubano que comparta unas horas de actividad recreativa, o se mantenga junto a un jefe cualquiera, en una actividad laboral, siente que, está en posesión de un divino derecho de tratar de tú, al mismísimo pipirigallo. En esto radica su principal armamento psicológico y una manifestación, en su relación laboral y política, de desobediencia civil, que se pone de relieve constantemente en las relaciones entre jefes y subordinados, a través de cuyo desarrollo, estos últimos prueban fuerzas con los primeros. Por lo regular, los trabajadores llevan siempre, las de ganar. Y verdaderamente, han ganado su gran batalla histórica, que ha consistido en hacer caer en el más rotundo ridículo a Fidel Castro, quien tuvo que reconocer públicamente el fracaso den que terminó su utopía de "socialismo a lo cubano".
Cuando Lázaro Barredo, Director del periódico oficial del CC del Partido Comunista de Cuba: GRANMA, echó la culpa a los trabajadores de los fracasos del proceso revolucionario en Cuba, una avalancha de improperios cayó sobre él, desde todas las bandas, pero con mayor saña, fue torpedeado por fuego amigo. Sin embargo, aunque su artículo tenía más sabor oportunista que otra cosa, el pobre hombre, tenía razón en gran parte de lo que planteaba, y los que hemos vivido y trabajado en Cuba, bajo el régimen castrista, sabemos el grado de veracidad que se le puede atribuir a este planteamiento oportunista; porque los trabajadores cubanos, aprendieron a enfrentar los "descabellos" de la dirección administrativa y política, con la práctica de hacer las cosas bajo el método de que "cada cual aplica su librito", lo que equivale a decir que lo hace a su forma y manera, tratando de dejar transcurrir la mayor parte del tiempo, haciendo todo lo menos posible. El trabajador, con su ingenio criollo puesto en función de "llevar la vida", justifica su accionar, asociándolo a la falta de valor de la moneda denominada como CUP, que es en la que cobra, cuando dice: "Ellos (el gobierno) hacen como que nos pagan, y nosotros hacemos como que trabajamos".
En ese campo de la producción, aprovechando cuanto resquicio ha ofrecido la ineficiente administración, se ha librado la batalla, sin dirección, más grande que se recuerde en la historia republicana. La batalla de ideas se libró siempre en este campo, en el de las relaciones gobierno-pueblo, a pesar de que la dirección política, creída en la sumisión de éste, enfiló sus esfuerzos, a un estéril enfrentamiento con los gobiernos de Estados Unidos de América, desde 1959 hasta nuestros días.
Que el totalitarismo en Cuba está derrotado, es mentira, pero de que acabará cediendo terreno, es algo que no se puede negar por mucho que quieran impedirlo los defensores de un proceso político fracasado y sin ningún tipo de esperanza en contrario. De hecho ya ha comenzado a resquebrajarse la monolítica política restrictiva que conformaba el conjunto de principios inalterables e inviolables del "socialismo cubano". Cierto que se han movido poco, pero se han movido, a pesar de que a cada movimiento le corresponde una reserva consecuente con el único propósito de postergar el momento final del sistema, pero el "Gurú" revolucionario acaba de comenzar a verter la olla en la que se han cocinado tantos entuertos en contra de la libertad del pueblo e irremediablemente, hagamos todo lo posible, para evitar que vuelva a usarse con el mismo propósito.
Este artículo fue escrito hace tiempo, pero mantiene actualidad porque muy poco ha cambiado. Es una pena que no tenga costumbre a poner fecha a mis escritos. Espero que al leerlos conmigo en algunos aspectos, porque tienes derecho a discrepar.
Leave a comment